
19 Dic Alimentación consciente y su práctica en Navidad
Cuando Rubén de Mi báscula me odia me propuso hacer un post sobre alimentación consciente para Navidad no lo dudé ni un segundo. Vienen días de muchos excesos consumistas, ya sea de alimentos o cosas, así que poner el foco de atención en lo que ingerimos me parece la manera más saludable de vivir estas fiestas.
Con la atención plena pasamos de la cantidad a la calidad.
Créeme, Rubén sabe de lo que habla. A los 40 años hizo un cambio radical en su vida, tomando las riendas de su salud física y poniendo el foco en su bienestar. Es la prueba viviente que la auto superación es posible. ¡Pásate por su web y verás de lo que te hablo!
Y claro está, cuando uno experimenta una revolución tanto interior como exterior lo que quiere es compartirla con el mundo. Y así nos conocimos, en el curso blogging de Ángel Alegre, cuando ambos buscábamos el modo de expresar nuestra verdad.
Te dejo ya con él. ¡Toma nota y disfruta del post!
Hoy vamos a hacer un ejercicio interesante. Vamos a unir mindfulness, nutrición y alimentación consciente, para crear lo que se denomina mindfoodness.
Hagámosle ver a la industria que no somos indios ingenuos que nos tragamos todo lo que nos echen y que tenemos criterio.
¿Me acompañas para ver cómo?
El mindfoodness y su necesidad
Hoy en día gozamos de una herramienta muy poderosa: acceso a la información.
Esa información nos trajo en los años 70 del siglo pasado una serie de técnicas para activar nuestra conciencia plena llamada mindfulness. Este blog en el que te encuentras es un gran exponente de lo que hablo.
El origen de su metodología es de raíces budistas, pero desprovista de componentes religiosos. Ha calado mucho en nuestra sociedad, tan loca y acelerada, tan de consumo rápido y de usar y tirar. Y es causa, a su vez, del mindfoodness.
Ya ves, mezclando un poco de aquí y otro de allá se paren los conceptos más increíbles.
El mindfoodness pretende que dejemos de tener esa extraña relación de amor-odio que mantenemos con la comida. Que a veces parece un matrimonio mal avenido tipo La Guerra de los Rose.
La industria conoce bien nuestras debilidades y las explota con fervor para que abramos nuestras carteras y devoremos el suculento alimento o bebida refrescante de turno.
Para ello diseña campañas mediáticas donde gasta indecentes cantidades de dinero que sabe que recuperará con creces. El uso de los colores, las texturas, hacer parecer que algún alimento es más suculento de lo que realmente es, son prácticas comunes de esto.
¿Quién no se ha sorprendido al comparar su hamburguesa con la de la foto en un McDonalds? Te puedes poner a buscar las 7 diferencias con calma, que las vas a encontrar.
Fomentar el autocontrol
Esto es muy útil más allá de cuando tu cuñado te pone de los nervios en la cena de Nochebuena.
Siempre digo que el autocontrol, la fuerza de voluntad y cualquier otro ejercicio que hagamos para detener un impulso (generalmente destructivo), se han de utilizar con cautela porque es un recurso limitado.
Por eso la información debe ser nuestra aliada. La alimentación consciente no es un ejercicio de autocontrol, sino un análisis de lo que te ofrecen y que no te vas a comer. O sí.
Te propongo un ejercicio.
La próxima vez que vayas a un McDonald’s o establecimiento similar, mastica con calma cada bocado. Intenta extraer todo su sabor y sus jugos, te vas a sorprender. A medida que lo hagas notarás cómo ese sabor inicial se esfuma, dando paso a una pasta sin un atractivo especial.
La comida rápida no soporta el test de masticar 40 veces cada bocado. No nos queda ni sabor ni ganas de comer más.
Siento decirte que te parecerá que estás masticando cartón. Sí, he masticado cartón, sé de lo que hablo.
Prueba ahora con, no sé, un plato de jamón de bodega, a ver si el sabor perdura en tu paladar.
Por eso a la comida rápida se le llama “rápida”, para que no te detengas en tonterías y pases de tener hambre a estar hinchado, para volver a tener hambre dos horas después. Requiere de bocados rápidos y de impulsos. A tus papilas gustativas les puedes dar el día libre.
A eso es a lo que debemos prestar una atención consciente.
Fomentar el autoconocimiento
La industria da por hecho que sabe más de nosotros que nosotros mismos. Y casi siempre tiene razón. Pregúntale a Steve Jobs si no. Necesitarás una Ouija.
Cuando hablo con la gente de estos temas nunca entro en polémicas. Si a alguien le va bien como está no hay por qué adoctrinarlo. Solo hay que ayudar a quien quiera ser ayudado.
Parto de una premisa un tanto controvertida y falsa por lo general: todos sabemos lo que queremos. Si haces una encuesta en tu entorno más inmediato, no sé, la cola de la carnicería, todo el mundo te dirá que tiene muy claro lo que va a comprar.
Una vez que pides tu pollo troceado y tus filetes de ternera (incompetencia consciente) llega la oferta de última hora del carnicero. Tiene las alitas adobadas en oferta. Y las salchichas blancas han venido con extra de especias. En ese momento tu esquema ha variado. Tu conocimiento pasa de I. C (incompetencia consciente). a C. I. (competencia inconsciente).
¿Y cuál es el estado ideal? Pues el C. C. (competencia consciente), aunque no debería sorprenderte que la mayoría de la gente viva en I. I. (incompetencia inconsciente).
Este aparente galimatías es la base del proceso de aprendizaje y del autoconocimiento, y sigue el siguiente proceso:
- Desaprender. Es obvio que has de derribar ciertos pilares que dabas por sentado para renovar tus compromisos
- Cambiar. Analiza que te había limitado para dar paso a lo nuevo
- Reaprender. Potenciar los nuevos conocimientos, ponerlos en práctica
- Institucionalizar. Asegurar los nuevos conocimientos y divulgarlos
¿Y por qué lo de la carnicería? Porque es un caso claro de algo que consideramos importante (obtener alimento) que se transforma en algo inconcreto (pollo, o alitas, o ternera, o lo que sea mientras que sea carne, carne, carne…) según los estímulos que nos lleguen.
No es posible realizar una alimentación consciente si no limitamos el impacto externo en nuestras decisiones. Los sentidos han de actuar durante la alimentación y durante la elección y compra de esos alimentos. Esto no es negociable.
Pero rebajemos el tono académico y toquemos otros flecos.
Mindfoodness vs. Foodporn
Otra de las razones por las que surgió el mindfoodness fue para contrarrestar el gran auge del foodporn, o exaltación de los alimentos en cuanto a colores y texturas.
Instagram es el refugio estrella de este movimiento, con cientos de miles de canales dedicados a realizar fotos increíbles a la comida. Algunos dan miedo, como los siguientes ejemplos:
Y otros son una pasada:
Lo que está claro es que la comida, como imagen de marca, vende. Resistirse a esos impulsos en los tiempos que corren es cada vez más complicado.
Comemos por los ojos. Y más en Navidad
¿A quién no le ha pasado? A no ser que seas de esas personas que ves una mesa repleta de manjares y te entren ganas de vomitar, lo normal es que salives como un bull dog.
Llevémoslo a los próximos ágapes navideños. En Los quince consejos para no engordar en Navidad que nadie te ha contado así que publiqué hace unos días daba unas cuantas ideas sobre cómo plantar cara al foodporn de las navidades. Pero sobre todo el punto 7 y 9 tratan de forma directa la atención consciente sobre la comida.
Y como muestra otro botón. Cuando tengas delante el plato de langostinos cocidos, o gamba roja de bahía, presta toda tu atención consciente sobre ello.
Te ruego que te pongas en situación y que disfrutes el ejercicio. Te sentará mejor.
El alimento elegido es la gamba roja.
Coge esa gamba roja y obsérvala. Huélela. Deléitate con su aroma. Después (si te gusta) chupa la cabeza y disfruta con sus jugos. Acto seguido échate a la boca su carne y completa ese bocado glorioso mientras exhalas de placer con los ojos cerrados.
Ejem…
Si lo has hecho bien, aplicando los principios de la alimentación consciente, habrás visualizado el proceso y, en la práctico, habrá sido como si te hubieras comido la gamba de verdad.
Si no lo has hecho bien, habrás pensado en otra cosa muy diferente y tu trabajo con la alimentación consciente necesita mejorar.
El descontrol es lo que es
Hay veces en esta vida que la mejor explicación es que las cosas son como son.
El ser humano ha sido creado para disfrutar del momento y para no sufrir. O al menos sufrir lo menos posible.
Esto, llevado a la práctica del minfoodness, significa que no busques la inhibición de tus emociones más vehementes mediante los paliativos alimenticios. Que si, que es fácil decirlo. Pero el avance, como siempre, se hará poco a poco.
Tenemos unos cuantos descontroles por delante en estas fechas. Por tanto, te propongo una serie de pautas, que serían estos:
- Cada bocado que das tiene una historia que contarte. Escúchala. Ese bocado nunca se repetirá. Unas historias te gustarán más que otras. Quédate con las mejores
- Piensa que todo lo que comes pasa a formar parte de ti. El alimento se convierte en células de tu cuerpo que se dispersan por todas partes
- Tu cuerpo es tu traje, es el lugar donde vives. Analiza tu hogar y piensa si tratas tu interior de la misma manera
- Tu relación con la comida es una relación más en tu vida. Si no te llevas bien con alguien no lo tratas. Si no te relacionas bien con lo que comes no estarás sano ni física ni mental mente. Te recomiendo El Hambre Emocional (parte 1) y El Hambre Emocinal (parte 2)
- Cuando tu relación con la comida cambia, tu relación contigo también lo hace. Nunca vuelves a ser la misma persona cuando has iniciado la alimentación consciente
- Tú no vas a parar la sociedad de consumo, ni puedes evitar que el foodporn campe a sus anchas. Pero sí que puedes trabajar a nivel personal para encontrar tus caminos. Lucha las batallas que puedas ganar y huye de las otras
Y repito, un cambio cada vez. Sin prisa.
Y siempre, siempre, disfruta del proceso
Plantéatelo como un reto personal.
Trabaja con tu interior de forma continua para reflejar después esos trabajos en el exterior. En Mi Bascula Me Odia trabajo en este sentido con artículos como La simplicidad de las cosas. Un mini tratado sobre felicidad, Los primeros pasos hacia la libertad o Enfréntate al espejo.
Y si quieres más pruebas sobre las enormes ventajas que te pude deparar estas prácticas en tu vida, tienes un artículo de Journal of Obesity sobre el minfoodness, o un trabajo de la Gaceta Sanitaria sobre el mindfulness en los niños.
Y termino con una cita que puse hace poco en mi Instagram, de Francis Bacon: “Un cuerpo sano es un recinto para el alma. Uno enfermo una prisión”
¡Felices fiestas!
Photo by Taylor Kiser on Unsplash
Pamela
Posted at 10:24h, 19 diciembreHola chicos!!
Un post muy interesante y útil para practicar en Navidad o en cualquier otro día!
Me viene cómo anillo al dedo ya que a veces doy por mi comiendo más rápido de lo que debería.Además, creo que el acto de comer es el momento perfecto para practicar la atención plena, cuidarte y mimarte de forma muy consciente.
El término mindfoodness me parece muy acertado 😉
Un abrazo a los dos y una consciente Navidad!
Alba Ferreté
Posted at 13:52h, 19 diciembreHola Pamela,
¡Gracias por tu comentario! Yo la verdad es que tampoco conocía el concepto de Mindfoodness hasta que Rubén lo explicó.
Ya tenemos herramientas útiles para disfrutar de la Navidad con toda su paleta de sabores 😀
Un abrazote y felices fiestas!
Mi cuerpo, mi casa
Posted at 13:26h, 01 mayo[…] no, poner consciencia en el cuerpo es también cuidar nuestra alimentación y hacer ejercicio, preocuparnos por saber qué nos conviene y qué no. Si nos preocupamos de no […]
5 técnicas para calmar tu mente • The Mindful Room
Posted at 09:24h, 02 mayo[…] Si quieres ahondar más sobre el tema, te recomiendo este post que escribió Rubén de Mi báscula me odia, sobre la alimentación consciente. […]