
29 May Déjate acoger por la calma del río
Después de la tormenta llega la calma, dicen.
Esta frase me gusta mucho, es la vida misma… Tal vez yo le añadiría que después de la calma, la tormenta vuelve a venir, y así hasta el infinito.
Ahora hay calma, la semana pasada tocó tormenta…
Se cayeron los servidores de la web, tuve problemas técnicos que me impidieron publicar el post semanal y la implementación de la política de privacidad tocó con fuerza el trabajo hecho durante meses.
Y me enfadé, ¡claro que me enfadé! Soy defensora del cabreo consciente, ese que sabes que no te lleva a nada pero te das el gustazo de vivirlo porque al fin y al cabo, la emoción bien tuya que es.
Sentir ansiedad y frustración no es otra cosa que vivir en el mañana, anclarse en las remotas posibilidades de un futuro que anticipamos como el peor de todos y en el que siempre perdemos la sensación de control y seguridad. Esa sensación de hámster en la rueda, poniendo mucha fuerza en llegar a alguna parte sin moverte del sitio.
Pero de todo se aprende, y es que, al fin y al cabo, la práctica del Mindfulness es realmente útil cuando estás pasando por un momento en el que las emociones parecen dominar la situación y la cabeza te va a mil por hora. Esos momentos en los que el dolor, y la angustia es real y todo lo que quieres es coger mucho aire para que así todo lo que hay de piel hacia dentro se oxigene y se limpie.
Hoy te traigo ese oxígeno.
Una bella visualización guiada llamada «Déjate acoger por la calma del río». Una técnica la mar de sencilla pero muy efectiva que, ante estos momentos de «mi madre, no me puedo creer que me este pasando esto», hace que te dejes ir, que sueltes lastre y conectes con la calma, que cual río tranquilo te transporta a tu esencia imperturbable.
Sin más, te dejo con el audio.
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