
21 Jun Calor, sensibilidad y cómo mantener la serenidad
Los últimos días estamos viviendo un clima de tensión, crispación e irritabilidad, que yo misma y otras colegas de profesión o de marca personal hemos vivido en nuestras propias carnes. Estamos recibiendo avalanchas de odio, malas críticas, totalmente injustificadas y fuera de lugar y contexto.
¿Qué es lo que puede estar activando este estado de enfado tan potente?
Quizás este nivel de odio y agresividad tan gratuito no es fortuito. Hay como un estado general de crispación, que seguro que tiene que ver con la pandemia, pero seguro que hay algo que va más allá, ya que se percibe por todas partes.
Y es que estos últimos días, en España, hemos vivido una ola de calor brutal, con temperaturas que no habíamos visto en los últimos 20 años. ¿Puede ser esto un condicionante a este estado de tensión generalizado?
La irritabilidad es multifactorial, pero quizás sí que el clima puede ser un condicionante importante en nuestro estado de ánimo. Y algo interesante a observar, sobre todo si tenemos en cuenta las consecuencias del cambio climático que ya estamos empezando a percibir.
Nuestro ánimo y el clima
Sabemos que la exposición al sol tiene grandes beneficios. Por ejemplo, nos aporta Vitamina D, responsable de la producción de la serotonina, un neurotransmisor que nos ayuda a gestionar las emociones y el estado de ánimo. Algunas de sus funciones principales están relacionadas con la inhibición de la irritabilidad y una activación de la sensación de alegría.
Pero una cosa es captar los rayos de sol, y otra, estar expuestos al calor y al bochorno. El calor, de hecho, es un estresante que afecta directamente a nuestra concentración y a nuestra capacidad de conciliar el sueño. Esto puede provocar ansiedad y que se eleven nuestros niveles de cortisol, con los nervios a flor de piel.
De hecho, hay un estudio de la Universidad de Berkeley en California que afirma que durante las olas de calor se registran más violaciones y asesinatos. Esto es una prueba evidentísima que el clima y el entorno nos afectan directamente. Muy a menudo nos sentimos como desconectados de la naturaleza, y esto pone de manifiesto que no es así y que somos una extensión de ella.
Por otra parte, varios estudios confirman que el frío conduce a estados depresivos y de tristeza.
Así pues, existe una relación directa entre la mayor parte de los trastornos mentales y del estado de ánimo, los estresores ambientales ambientales y la predisposición individual de cada uno a padecerlos.
Es importantísimo tener esto presente para generar un plan de bienestar para nuestra vida cotidiana. También hay que tener en cuenta que hay personas que son más sensibles y que les afecta un poco (o mucho) más los cambios de temperatura o de tiempo. Son personas meteorosensibles y tienen la capacidad de sentir con mucha más intensidad y frecuencia los cambios en el tiempo. Esto les repercute tanto a nivel mental como físico.
Relacionado con esto, también está el trastorno afectivo-estacional que es un trastorno directamente vinculado a las horas de luz a las que está expuesta una persona.
¿Cómo podemos mejorar nuestro bienestar mental en momentos de temperaturas extremas?
Aquí te presento 5 propuestas para ayudar a regular tu mapa de bienestar (si no sabes qué es el mapa de bienestar, te lo cuento con un poco más de detalle en el podcast):
- Meditar. La meditación ayuda a producir serotonina y a reducir los niveles de cortisol.
- Dormir las horas que necesite tu cuerpo. Es vital escuchar al cuerpo y dejarle descansar las horas que pida (lo estándar es entre 7-8), para ayudar a producir melatonina. Para ello, es importante tener en cuenta cuál es el ambiente en el que vamos a dormir y procurar que sea el más adecuado para nosotros. También se recomienda cerrar dispositivos y pantallas una hora antes de ir a dormir, ya que la luz azul que producen inhibe la producción de melatonina.
- Hacer deporte a primera o última hora del día. Sea lo que sea: caminar, yoga, ejercicio de alta intensidad… El deporte está demostrado que ayuda a reducir los niveles de cortisol.
- Cuidar la alimentación. Evitar hacer grandes gastos de energía y priorizar el consumo de frutas y verduras. Los alimentos son la materia prima que va a activar hormonas tan importantes como los estrógenos, la testosterona o las vitaminas.
- Activar el pensamiento crítico. Cuando sientas que la irritación hace acto de presencia, párate un momento y vuelve al cuerpo. Puedes hacer diez respiraciones profundas, poniendo plena atención a cómo el aire entra en el cuerpo. Desde este momento de distancia, tendrás más serenidad para regular la emoción y preguntarte de forma honesta qué puedes hacer en ese momento para mejorar tu bienestar físico y mental.
Todas las propuestas están muy enfocadas a regular nuestros niveles hormonales y es que, estamos hechos de pura química. ¡Aprendamos a usarla a nuestro favor!
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