Vence al monstruo de la comparación • Alba Ferreté | The Mindful Room
Vence al monstruo de la comparación

20 Nov Vence al monstruo de la comparación

Todos nos comparamos. Ya de pequeñitos, la comparación es una herramienta de lo más útil para aprender por repetición aquello que hacen los demás. Es un método muy instintivo de adaptación al medio.

A medida que vamos haciéndonos mayores, la comparación sigue estando presente. Siempre con el fin de no ser excluidos, de formar parte del grupo, de no ser menos.

En épocas primitivas la exclusión era sinónimo de muerte, así que no me extraña nada que en nuestras memorias profundas quedara guardado un miedo atroz al rechazo. El cerebro reptiliano interpreta eso como un peligro a la supervivencia y eso no puede ser (recuerda que tu cerebro siempre siempre procurará que sobrevivas al coste que sea).

La cara y la cruz de la comparación

¿Pero qué pasa cuando pasa el tiempo, ya dejamos atrás las modas adolescentes y llega el momento de definirnos individualmente? ¿Qué pasa cuando siendo adultos decidimos lanzar algo por nuestra cuenta, iniciar proyectos personales o profesionales o encontrar nuestra propia voz?

Que la comparación sigue estando allí.

Se esconde tras la sombra y se proyecta hacia aquellas personas que admiramos o idolatramos. Y lo que al principio pudiera parecer un reflejo a seguir para conseguir nuestros sueños, puede terminar siendo la peor arma para mermar nuestra autoestima poniendo en tela de juicio nuestros dones y valores innatos, sintiéndonos que no somos suficiente porque no somos como aquella persona.

¿Recuerdas eso de «a quién juzgue mi camino le presto mis zapatos»? Pues cuando hacemos esto juzgamos el camino del otro porque solo vemos una pequeña parte de la fotografía e ignoramos por completo todo lo que tuvo que andar esa persona para llegar dónde ha llegado; pero no solo eso, sino que además, juzgamos nuestro propio camino porque dejamos de lado todo aquello que hemos andado para llegar dónde estamos, menospreciamos nuestros aprendizajes, lo que la vida nos ha regalado y los dones que nos han sido concedidos.

Lo que hacemos es anhelar la vida de la otra persona sin darnos cuenta que nosotras ya tenemos una.

Pasamos a estar dominadas por nuestro ego.

La comparación y la zona de confort

Desde mi punto de vista la comparación afianza las creencias limitantes que tenemos tanto a nivel de sociedad como a nivel personal.

Establece las bases para que la zona de confort se mantenga calentita. Nos da una falsa idea de certidumbre. Un poco pensamos que si la vecina tiene lo que tanto queremos (sea lo que sea), y hacemos lo que hace ella, acabaremos teniendo lo mismo y llegando al mismo estado emocional que ella.

Por ende, salirse de este patrón que alguien ha impuesto como «normal», hace que salgan a la luz los miedos más profundos y que sintamos que en la zona de confort suceden las cosas más estables de la vida. Cuando, seamos sinceras, lo que en realidad sucede es que adormilamos nuestro sentir más profundo y nuestra propia unicidad.

Y si es lo que quieres, ¡genial! Nada que decir. Pero si no es lo que quieres, deja que te cuente qué me digo yo a mi misma para salirme de esta idea de fondo que todos tenemos que comportarnos iguales para alcanzar el éxito.

Ideas para eliminar al monstruo

No te voy a engañar, yo me comparo. Me doy cuenta de ello cuando me siento desanimada, cuando la envidia hace acto de presencia, cuando quiero estar en un sitio distinto al que estoy… En definitiva, cuando le veo las orejas al monstruo.

Y quiero contarte lo que yo hago. Lo que me recuerdo y me digo para hacerle frente. Una y otra y otra vez.

He decidido que quiero ser implacable con él, porque puede acabar con mis ganas de avanzar, de expresar quién soy. Y no se lo quiero permitir.

1. Mi camino es único e irrepetible.

Soy quién soy y estoy dónde estoy porque soy fruto de un cúmulo de experiencias, emociones y sentimientos vividos tras un camino que ha sido posible gracias a un sistema familiar propio. Que es el mío y el de nadie más. Que me ha dado dones, creencias y un modo de ver el mundo que es mío y de nadie más.

No es justo ni para mí ni para el otro que me compare. Si yo tuviera que ser como esa persona, sería esa persona (con sus experiencias, emociones, sentimientos y su sistema familiar).

2. Gracias gracias gracias

Cultiva la gratitud. Ayuda mucho a darte cuenta de los regalos que ya están en tu vida. De lo que ya forma parte de tu presente. Encuentra la felicidad en las pequeñas cosas y absorbe todo lo bueno que ya vives.

Date cuenta de la abundancia que ya forma parte de vida.

 

Recuerda,

YA ERES PERFECTA TAL Y COMO ERES.

 

 

¡Tu turno!
Cuéntame cómo haces tu para vencer al monstruo de la comparación. ¿Te descubres a menudo anhelando vidas ajenas? ¿Qué haces para salir de ese sentimiento?

¿Te ha gustado el post? ¡No dudes en compartir! ;)
1Comentario
  • Ana
    Posted at 18:03h, 21 noviembre

    Gracias Alba. Me encanta escuchar tus audios. Me ayudan mucho en mi proceso de autoconocimiento. Saludos desde Buenos Aires 🙂

Post A Comment
Las siguientes reglas del RGPD deben leerse y aceptarse:
"The Mindful Room" te informa que la información que nos facilitas será tratada por Alba Ferreté Pascual, responsable de la web, a través de (indicar pluguin comentarios), con el fin publicar los comentarios en la página correspondiente al blog. Los datos proporcionados se conservarán mientras exista interés por ambas partes. La legitimación se obtiene mediante tu consentimiento. Los datos no se cederán a terceros salvo en los casos en que exista una obligación legal. Podrás ejercer tus en hola@themindfulroom.com.

¿En qué puedo ayudarte?