
04 Oct El arte de concluir ciclos vitales con entereza mental y emocional
En el momento en el que hemos aceptado que algo acaba, ya sea una relación de pareja, un trabajo, el inicio de una nueva vida en común, un bebé… ¿qué pasa? ¿Cómo cerrar la etapa anterior de la mejor manera? ¿Cómo iniciar la siguiente lo más ‘limpia’ posible y con la energía que se merece?
Para empezar a hablar de esa integración de ciclos vitales, tenemos que tener muy claro que el concepto de identidad es cambiante, ya que bebe del autoconcepto que tengamos de nosotras mismas. Este autoconcepto, a su vez, muchas veces bebe de las etiquetas que los otros nos han puesto, la sociedad, la familia, el trabajo, la pareja, los amigos… Eso sí, para que forme nuestra identidad, nosotras hemos validado estas etiquetas y generado este autoconcepto.
Cuando estamos cerrando una etapa o concluyendo un ciclo vital, es muy importante actualizar esa identidad.
La culpa
Una de las primeras trabas que nos podemos encontrar a la hora de cerrar un ciclo vital es la culpa. No podemos juzgar nuestros actos pasados pensando que somos la misma persona ahora que antes. Esa perspectiva nos puede llevar a la culpa y a cargarnos de una emoción densa por una cosa que, en realidad, hizo nuestro yo pasado lo mejor que pudo con los recursos que tenía. La culpa, así pues, viene de la falta de conciencia del momento presente, de analizar lo que sé y aceptar que lo he hecho lo mejor que he sabido o podido teniendo en cuenta los recursos que tenía.
La culpa tiene otro mensaje para nosotras: que hay una disonancia interna que necesita ser observada. Algo que choca con nuestros valores, con nuestra visión del mundo.
Ojo con no escudarnos detrás de la culpa, la culpa nos da una información de algo que tiene que ser integrado muy valiosa. Mirémosla de frente y asumámoslo.
Así pues, para concluir una etapa vital de una forma pacífica con nosotras mismas, debemos dar espacio al perdón.
El reconocimiento
Reconocer es honrar lo que el ciclo vital te ha traído. Ver qué has aprendido, cómo integrar la experiencia en tu vida, recapitular en lo vivido. Te recomiendo alejarte del discurso radical de lo vivido, aunque haya habido mucho sufrimiento, es importante no enterrarlo bajo la alfombra, no querer olvidarlo.
Según Freud, una de las máximas de la felicidad, es la conciencia de la evolución. Evolucionar no deja de ser ir transitando etapas, ciclos vitales.
El desapego
Dejar ir, dejar atrás personas, situaciones, pero también la versión de nosotras mismas que ha vivido eso. Así podremos dar el espacio para que la nueva identidad se cree.
La gratitud
Dar espacio interno a las personas y las experiencias que te han permitido vivir lo vivido y, por ende, evolucionar. Dar las gracias internamente nos acerca a hacer esa recapitulación de forma emocional, estar agradecidas a lo vivido, aunque sea muy doloroso.
La confianza
Ser consciente de tus propias fortalezas, de las habilidades internas, de los talentos, de los valores que te van a permitir arrancar la nueva etapa vital desde una posición mucho más segura. Es experimentar que tenemos la certeza de que tenemos recursos internos y vamos a hacer frente a la nueva etapa de una forma segura.
Mi libro que saldrá publicado en unos meses, trata justamente de cómo afrontar las diferentes etapas que se dan en una crisis vital. Las crisis vitales, como otros momentos en la vida, son cíclicas y conocer sus diferentes fases nos puede ayudar a sostenerlas mejor, poniendo conciencia en el momento presente. Si quieres apuntarte a la lista preferente del libro, puedes hacerlo en este link.
No hay comentarios