
27 Mar Los 2 factores clave para conseguir tus objetivos
Hace unas semanas, Vanesa compartió conmigo la inquietud de saber cómo conseguir tus objetivos sin poner las expectativas fuera.
Y es un tema que me parece muy interesante. Por un lado, porque creo que hoy en día no hay nada más común que la proyección al mañana de una vida ideal; por otro, porque lo estoy viviendo en mis carnes y justo me encuentro en un momento de pararme, observar, reflexionar y replantear.
Los objetivos como agentes del cambio
Si uno se siente incómodo con algo y quiere un cambio, o simplemente quiere conseguir algo, es sumamente importante marcarse un objetivo, pensar cómo lograrlo, y generar la acción. Para eso sirve la mente, para idear, planear y ser efectivo en la obtención de tus deseos. Todo lo demás, es ruido.
Hasta aquí todo bien. Y siendo coach, mucho más que bien, porque sé el impacto que esto genera y sé de la importancia de enfocarse.
Para mi, el problema que acechan a los objetivos son principalmente dos: las gestión de las expectativas y el concepto del esfuerzo.
Gestión de las expectativas
A la mente no le gusta el presente. Siempre va del pasado al futuro recordando e idealizando un espacio temporal que nada tiene que ver con el ahora. Y la verdad es que la mente no tiene la culpa, el problema es que le hacemos demasiado caso, nos la tomamos muy en serio… de hecho, nos creemos que somos nuestra mente, cuando lo cierto es que si te pones un poquitín a meditar o a hacer unas pequeñas respiraciones y te das espacio, te darás cuenta que va emergiendo en ti otro “tú” más claro y más real, que poco tiene que ver con tus etiquetas de personalidad.
A veces para reírme me imagino a una sociedad en la que los humanos se han identificado con sus manos y van por el mundo afirmando categóricamente que son sus dedos y sus uñas, ajenos al hecho que aunque tienes manos y en ella hay dedos y uñas, son mucho más que eso y que eso no les define. ¡Es gracioso de pensarlo! Pero es lo que hacemos, con nuestra mente.
El caso es que como a la mente no le gusta el presente, como nos la tomamos muy en serio y encima la sociedad nos alimenta con la neura de que no somos suficiente si no tenemos eso o aquello, acaba sucediendo que vivimos como un hámster en su rueda, haciendo fuerza y más fuerza llegar a un futuro que, oh sorpresa, nunca llega.
Y en ese futuro lejano e infinito, se generan las expectativas. Pequeñas películas de cosas que nos imaginamos que van a suceder. Y al ser nosotros dueños y señores de estas mini-producciones, las adornamos a nuestro gusto, poniendo de aquí y de allí, alimentándolas de nuestro imaginario y nuestros sueños.
Hace un tiempo escribí un post sobre cómo saber si estás siendo dominado por tu ego, encontrarás detallado el concepto del “ciclo de la insatisfacción del ego” en el que explico esta permanente insatisfacción que parece que hoy en día mueve el mundo.
Tus expectativas hablan de tu mundo interior
De lo que me he dado cuenta yo últimamente, es que las expectativas hablan SIEMPRE, de algo que te tienes que trabajar, de tu punto de dolor.
¿Que esperabas que [x persona] se diera cuenta de lo que has hecho por ella y te frustra darte cuenta que no? Parece que debes trabajar la necesidad de aprobación. Lo que haces, no lo haces por ti, sino por los demás.
¿Que esperas con ansias la llegada de una pareja y te frustra ver como pasa el tiempo y ese alguien no llega? Pregúntate para qué quieres una pareja. Si es “para no estar solo” o “para que te completen”, hay que trabajarse la relación con uno mismo, el enamorarte de ti.
¿Que te matas a trabajar porque crees que a más trabajo, más posibilidad de conseguir ese futuro ideal y te frustra porque ves que no llega? Si no eres capaz de disfrutar de tu ahora, ¿qué te garantiza que sepas hacerlo mañana cuando el ahora sea real?
Estos tres ejemplos, son míos. Y ahora estoy en el último punto, y me he dado cuenta que detrás de tanto trabajo, de sentir que tengo tantas cosas que hacer, de sentirme incapaz de disfrutar de mi camino, hay una voz entre las sombras que me dice “Alba, no puedes fallar, no puedes fracasar” (ojo, no puedes, eh?). Es mi creencia limitante apretándome hasta la asfixia para tener razón: todo tiene que ser perfecto.
¿Te gustaría saber como gestionar las expectativas? Asume que NO SABES NADA. Quítate la mochila del control y confía en la vida, en lo que tenga que traerte. El resto, es mente inquieta esperando dominar tu mundo para que no puedas sorprenderte de nada.
Así que de nuevo, si quieres gestionar lo que esperas, por un lado, debes mirar hacia ti para descubrir qué películas te montas alrededor de lo que deseas conseguir, y por el otro, debes entrenar la mente para que repose en el ahora y poco a poco vaya perdiendo la inercia de tomar el control y viajar entre el ayer y el mañana.
El concepto del esfuerzo
No hay nada más absurdo que el esfuerzo.
Sé que la frase es desafiante, sobretodo en una sociedad en la que parece que el esfuerzo es el pilar fundamental para ser alguien “de provecho”.
El problema para mi, es que se asocia el esforzarse con el deslomarse por algo y lleva en el pack ideas como “la vida es dura” , “las cosas cuestan de ganar”, “hay que ganarse la vida” o “hay que trabajar duro para ser alguien en la vida”.
Yo creo que la vida es como la ve cada uno, por aquello de que no vemos la vida como es, sino que la vemos como somos; creo que lo que cuesta es aceptar que no controlamos cuando tendremos lo que queremos; creo que la vida ya está ganada sólo con nacer (no me imagino a un pajarillo pensando como hacer para ganarse el derecho de vivir, ya lo tiene porque ya está vivo); y sobretodo creo que los humanos ya somos alguien con un enorme potencial interno, trabajes duro, flojo, de pie o sentado, la vida es mucho más que trabajar.
Por eso a mi no me gusta hablar de esfuerzo, a mi me gusta hablar de intención, empeño y perseverancia.
Creo que poner una intención es como plantar una semilla: llevas a cabo la acción de plantar, perseveras regando la semilla cada “x” tiempo y estás pendiente de cómo está. Pero hay una parte tremendamente importante –en todo en la vida y en especial cuando queremos llevar a cabo un objetivo– que es: CONFIAR.
Lo sé, cuesta; la mente pretende a todas horas controlarlo todo, y confiar parece que dejas las cosas al azar, al destino, a “Dios”, y eso no agrada a quien pretende tener el control de todo. Pero lo cierto es que vivimos rodeados de mística, suceden acciones en todas direcciones que no podemos controlar y a menudo, soltar y dejar ir son las únicas acciones posibles para avanzar un camino.
De modo que si, pon tu intención y tu empeño, persevera en aquello que deseas, pero ten la suficiente entereza y claridad para ver cuándo es necesario simplemente soltar y esperar a que esa semilla que plantaste, empiece a dar sus frutos.
Disfruta de tu vida, y todo llegará
Te habrás dado cuenta que siempre es lo mismo: esa necesidad que tenemos de que todo esté bajo control, que nada se desmorone, que podamos anticiparnos a lo que va a suceder. Esto no es otra cosa que la prevención sistemática de nuestra zona de confort para que se mantenga intacta, cuando de sobras sabes que lo mágico ocurre fuera.
Ya no digo saltar al vacío, digo dejarse llevar un poquitín más por la vida, confiar, poner la mirada en otro sitio que no sea sólo nuestro objetivo o ese mañana ideal y empezar a centrarnos más en aquello que nos gusta y nos expande el alma.
Si lo disfrutas de corazón y te llena de verdad, lo que deseas acabará llegando tarde o temprano.
Sé que lo sabes, pero quiero recordarte que nada es para siempre, todo se mueve en todo momento. El principio vital por definición es la impermanencia, y aprender a gestionar este cambio pasa por encontrar el centro en lo que permanece inmóvil dentro de nosotros: nuestra esencia.
¡No dudes en compartir este post si crees que puede ser útil a alguien!
Aquí te dejo la versión podcast por si eres más de escuchar que de leer 🙂
Photo by Joshua Earle on Unsplash
No hay comentarios