
17 Mar Cuando todo se para
¿Ves el poder que tiene la quietud?
Solo al parar damos la posibilidad que emerja aquello que tenemos soterrado, aquello que no queremos ver, aquello que no nos permitimos ver.
Al parar se pone en evidencia cómo tenemos nuestro jardín interior: ¿hay maleza? ¿bellas rosas? ¿ves moho? ¿tu flora y tu fauna interior viven en armonía?
¿Cómo sería tu jardín interior si lo visualizaras?
Estos días hay mucha inquietud, por lo de fuera: que si el virus, que si el trabajo, que si la economía, que si los seres queridos.
Pero paradójicamente esta inquietud exterior invita a la quietud interior: mis emociones, mis pensamientos, mis juicios. ¿Cómo se traduce esto en el exterior?
La quietud es el silencio de la acción. El desnudo de lo que se esconde tras el movimiento incesante.
¿Qué había tras tanto hacer?
Tal vez ahora descubras que aquello en lo que pusiste tanta energía no era tan importante en realidad. Y poco a poco con el paso de los días, con la incomodidad acechando, no te quede más remedio que sucumbir ante la cruda realidad de que te olvidaste de ti mismo, de ti misma.
Tan proyectados hacia fuera que nos hemos convertido sin quererlo en las sombras que observamos.
Hablando con personas a las que he acompañado muchas coinciden con lo mismo: viven la situación con una calma de fondo que, a pesar de todo lo que se mueve en el exterior, les da la perspectiva de «todo está bien como está».
Es una confianza intrínseca en la vida. De aquél que ha conectado consigo mismo y con la vida misma y suelta el control tanto como puede.
No quiere decir que no haya miedo, incertidumbre o inquietud. Quiere decir que a pesar de todo ello, incluso de los cabreos varios que una pueda pillarse, hay un poso de calma y ecuanimidad.
Y como siempre digo, la calma no crece en los árboles, hay que cultivarla en tu interior.
Lamento mucho decirte que por hacerte una tila, escuchar alguna meditación de vez en cuando en youtube o yendo a yoga semana, esta calma no se va a afianzar en tu vida.
La calma quiere constancia y perseverar. Igual que los músculos necesitan de nuestra atención para mantenerse tonificados.
Nadie puede hacerlo por ti, es cosa tuya.
Este momento de la historia que estamos viviendo es tremendamente complejo y pone ante nuestros ojos la única verdad que debería importarnos: ¿qué relación tenemos con nosotros mismos?
De la relación con nosotros nace cómo consumimos, cómo nos relacionamos con el otro y cómo tratamos al planeta.
¿Qué puede haber más importante?
Me atrevería a decir que estamos en un punto de inflexión a nivel humanidad.
Me maravilla ver como olas de solidaridad se vuelcan en las redes y en las comunidades para que este momento sea más llevadero. Pero una parte de mi se pregunta si en realidad no estamos reinventando el «modo hacer» al online para huir de lo que tanto tememos, la intimidad con nuestras sombras.
Y respecto a eso pensaba el otro día en toda esa gente gente yendo a por comida, cargando los carros como si no hubiera un mañana. Teniendo en cuenta que el suministro alimentario no va a cesar y que dentro de casa el desgaste calórico es mínimo, ¿no será que la finalidad oculta de comprar tanta comida es en realidad tapar las emociones y sensaciones que generan esta situación y por ende nuestro mundo interior?
De nuevo, evitando una parte de nosotros.
¿A qué le tenemos tanto miedo?
Así que bueno, desde aquí no encontrarás ideas para evadirte ni distraerte. No te voy a contar qué puedes hacer para pasar el rato, más bien al contrario.
Tampoco voy a entrar en juzgarte, me parece que cada uno es dueño y señor de su camino y, mientras no pongas en riesgo a otras personas, tu eres responsable de tu propio aprendizaje.
Mi intención es acompañarte a que poco a poco vayas introduciendo la calma en tu vida, animarte a que te conozcas y aproveches la quietud / inquietud del momento para darte cuenta de los miedos y las creencias que habitan en ti.
Sé que es jodido, me vas a permitir la expresión, pero no hay mejor momento para mirar hacia dentro.
Puedes destinar un tiempo a meditar 15 minutos todos los días.
Puedes practicar la gratitud.
Puedes escribir en tu diario cómo te sientes.
Puedes leer algo que te inspire.
Puedes fomentar tu creatividad.
Puedes destinar tiempo a cuidarte.
Puedes transformar tu casa en tu hogar.
Puedes abrirte a conocer más a fondo las personas que viven contigo.
Y también puedes no hacer nada y simplemente, contemplarlo todo.
Quiero aportar mi granito de arena en todo ello, pero yo no soy psicóloga. Así que te recomiendo que si la situación te desborda acudas a un profesional que te ayude.
Por mi parte, como no podía quedarme sin hacer nada ante una situación como la que estamos viviendo, he creado un recurso gratuito que he creado llamado «Oasis de calma» en el que durante 40 días vas a recibir reflexiones, acciones, cuentos y meditaciones para ir volviendo al momento presente.

Para terminar deja que te diga algo. Y me pongo seria:
NADA DE ESTO FUNCIONA SI NO LE DEDICAS TIEMPO.
Y cuanto antes empieces, antes disfrutarás de sus beneficios.
Te contaba antes que algunas personas que he acompañado vivían la situación desde la calma y la ecuanimidad; algunas de ellas me compartían la alegría de haberse entrenado hace ya tiempo en la meditación y poder vivir esta situación sin drama.
No es magia, es crecimiento personal!
Sea cual sea tu situación ahora mismo te mando mucha luz en tu camino.
Estamos juntos / juntas en esto.
Un abrazo hondo y hasta la semana que viene,
Alba.
Anónimo
Posted at 10:22h, 17 marzoMuchas gracias Alba, por aportar ese granito de arena a esta situación. Gracias por regalarnos estos momentos que puedan llevarnos a la calma mental. Ahora todo depende de nosotros, de mi, … para lograrlo. GRACIAS, RAFA.
Javier Lozano Olarte
Posted at 16:50h, 17 marzoMuchas gracias, me relaja tu voz y ser 👍🏻
Angela
Posted at 17:56h, 17 marzoMuchas gracias Alba por tu reflexión y tus palabras que trasmiten paz y tranquilidad en estos tiempos convulsos. Aprovechemos como bien dices estos días para conocernos mejor, hacer introspección y para conocer, de verdad, las personas que tenemos cerca, a los que están con nosotros de cuarentena y que las prisas del día a día no nos dejan disfrutar.
Un abrazo