
14 May Decidir sin culpa ni remordimiento
Tal vez una de las mayores preguntas que nos hacemos es si ¿existe el destino o si soy yo que voy escribiendo mi propia historia a medida que ando por la vida?.
Sea cual sea la respuesta a eso (que yo no la tengo y creo que nadie la tiene… creo), aquí lo importante no es saber si el destino está escrito o no, lo importante es tener claro que, sea como sea, tu poder de escoger y decidir está intacto. Eso de “no puedo escoger lo que me sucede, pero sí como me lo tomo”.
Porque no, no lo tenemos muy claro. La culpa siempre hacia fuera: los políticos, la familia, los profesores, la pareja, los amigos que me tocó, etc. etc. Es lo que Annie Marquier denomina en su libro “El poder de elegir”, la victimitis.
Sentirse víctima es una renuncia al instante de tu propia responsabilidad como persona adulta. Y tu vida va de ti, de nadie más.
Pero por otro lado, ¿qué pasa entonces cuando escogiendo conscientemente me siento culpable? ¿Quiere eso decir que he escogido mal, que me he equivocado en mi decisión?
Te lo cuento a fondo en el podcast, al que puedes acceder por aquí o desde Spotify, iVoox y iTunes bajo el nombre del programa “Cómo vivir con calma mental”.
Decisión y culpa
La culpa es muy puñetera, la tenemos muy arraigada porque se creó en los primeros años de nuestra vida como método de protección. La culpa ayudaba a que siguiéramos las reglas y a que el amor del clan siguiera nutriéndonos.
Cuando en la edad adulta no se trabaja esta culpa, que entraña en si misma un miedo profundo al rechazo, la no aceptación y el no merecimiento, entonces descubrimos que hace acto de presencia cuando nos salemos de lo establecido. Sea “lo establecido” un sistema de creencias familiares, ideas preconcebidas a nivel socio-cultural o yo misma que me permito desafiar lo que yo misma me he creado y creído como cierto a lo largo de mi vida.
La culpa te protege y te mantiene a salvo en el confort. Aquí estás calentita.
Trascender la culpa
Como siempre, la aceptación es una puerta mágica hacia la paz interior. Acepta, date cuenta de dónde viene, para qué está aquí, y sobretodo sobretodo: CONECTA CON LA EMOCIÓN.
Vive tu miedo al rechazo: no pasa nada.
Dale espacio para ser, respíralo, quédate con él y luego, déjalo ir.
Cuando te conectas con tu verdad profunda que se sostiene por los valores que has escogido como importantes en tu vida, la culpa se verá debilitada por la fortaleza de estar segura de quién eres y de cómo has decidido experimentar tu vida. No hay mayor poder que este.
• • •
El poder de decidir es un concepto troncal en el Mindfulness, por eso lo trato a fondo en mi formación “Calma tu mente y vive sin dramas”. El curso Mindfulness que está a pocas semanas de ver la luz. Si quieres apuntarte a la lista preferente, haz clic en este enlace y no te pierdas nada:
>>HAZ CLIC AQUÍ PARA ACCEDER AL CURSO
Priscila Suárez
Posted at 16:15h, 14 mayoHermoso post el de hoy Alba. Respetar nuestra esencia, ahí radica todo. Abrazos.