4 pasos para pasar del conflicto con el otro a la paz con uno mismo • Alba Ferreté | The Mindful Room
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11 May 4 pasos para pasar del conflicto con el otro a la paz con uno mismo

La reflexión del podcast de esta semana viene a raíz de una pregunta de una seguidora, a la que agradezco mucho que me haya escrito. La pregunta es ¿qué ocurre cuando me siento obligada a permanecer en un círculo? ¿Cómo puedo romper con vínculos que no me hacen bien?

En su caso, tiene un conflicto con la familia de su pareja, de la que siente un profundo rechazo hacia su persona. La familia política es un tema de conflicto recurrente y creo que muchas personas se pueden sentir identificadas con este caso, así que me ha parecido muy interesante ahondar en ello.

Quiero empezar por poner encima de la mesa una de las cuestiones sobre las que reflexiona la chica que me escribió: ¿Cómo pretenden [los familiares de mi pareja] que yo esté psicológicamente bien? Esta puede ser una pregunta que nos hacemos muchas veces cuando tenemos un conflicto con alguien. Es importante que integremos que nuestra salud psicológica no depende de los otros, sino de nosotras. No podemos trasladar la responsabilidad fuera, es algo que debemos gestionar nosotras mismas. Ten presente que hay una parte de ti que siempre puede decidir, por muy hostil que sea la situación o grave el conflicto.

Otra cuestión clave cuando nos enfrentamos a relaciones conflictivas es que reflexionemos sobre si realmente queremos invertir energía en ello o no, si realmente queremos sanar esta relación. A mi parecer, la respuesta depende mucho del momento vital de la persona, según si puede sostener esto ahora. Y cuando se trata de la familia, aún más. Cuando el vínculo es fuerte, nos puede ser muy difícil dilucidar si realmente decidimos invertir nuestra energía en sanar una relación conflictiva.

La familia todo lo puede (o no)

Lo primero de todo, te invito a hacer un ejercicio de comprensión profunda de todo lo que se está moviendo, de todo lo que está sucediendo, de acercarte.

En este caso, no podemos desligar la familia política de la pareja. Tenemos que tener presente que nuestra pareja viene directamente de su familia, nos guste más o menos. Lo que rechazo de mi familia política, lo rechazo del origen de mi pareja. Por lo tanto, en el proceso de sanación con la familia política, también viene implícita la aceptación sincera y amplia hacia lo que mi pareja es. Cuando yo me uno a alguien, me uno a su árbol familiar. Es más, si tengo descendencia, mis hijos van a venir de la unión de ambas familias.

De ahí la importancia de intentar generar una intención de comprensión profunda en primer lugar, un espacio de entendimiento para ver qué pasa.

No todo depende de ti

La situación que la seguidora me plantea, es un trabajo a tres bandas. Por una parte, cada uno de los miembros de la familia política implicados en el conflicto, tiene que tomar responsabilidad de su sentir, de su papel y de su parte en el proceso. Por otro lado, está la pareja, cómo se coloca la pareja en este sistema, si hay límites, cómo se está sintiendo, cuáles son sus necesidades. Y por último y tercer lugar, el trabajo de la persona que siente y sufre con toda esta situación.

De estas tres variables, con la única que podemos hacer algo es con la que nos atañe a nosotras. Con las otras dos, es totalmente la gestión de las otras personas, no podemos incidir en que vean o hagan algo que no quieren hacer. Parte de ese ‘dejar ir’ la gestión de los otros, también tiene que ver con el reproche. Esta chica me decía, en relación a su pareja: ‘yo nunca permitiría que mi familia tratase así a mi pareja’. Si te resuena esta frase, es que hay alguna necesidad que no está siendo cubierta. Muchas veces, los conflictos se inician cuando hay una falta o hay errores en la comunicación. Cuando emitimos mensajes de estilo, puede ser que haya una necesidad que no ha sido bien expresada.

4 pasos concretos

Si has decidido invertir el tiempo y la energía en entender qué está pasando con esta situación, quiero ahondar en 4 pasos concretos que puedes llevar a cabo para pasar del conflicto con el otro a la paz contigo misma.

Ten bien presente una cosa: el objetivo no tiene que estar puesto en resolver el conflicto, sino en vivir en paz con lo que sea que pase. Tener un espacio de calma interior para gestionar las situaciones con serenidad, coherencia y tranquilidad. Los cuatro pasos son:

1. Identificar los sentimientos desde el ‘yo me siento’ y no desde el ‘tú me haces sentir’. No es lo mismo una emoción que un sentimiento, es decir, un sentimiento es totalmente subjetivo, está teñido por el juicio, por la propia interpretación. Es importante que, cuando identifiquemos los sentimientos, tengamos en cuenta esta perspectiva adulta, las cosas son desde nuestra concepción de la realidad. No es que alguien me esté haciendo sentir algo, sino que yo estoy sintiendo esto.

2. Asumir la responsabilidad del sentir. Según Marshall Rosenberg, el padre de la comunicación no violenta, lo que hacen los demás puede ser el estímulo de nuestros sentimientos, pero nunca la causa. La causa tiene que ver con nosotros. Cuando recibimos un mensaje negativo de otra persona, podemos escoger 4 caminos. Normalmente escogemos los dos primeros, sin embargo existen otras vías, que te recomiendo encarecidamente que explores. Los 4 caminos son:

  • Culparnos a nosotras y tomárnoslo personal: nos sentimos atacadas y creemos que es cosa nuestra.
  • Culpar al otro, el otro es el origen de nuestro malestar.
  • Percibir nuestros sentimientos y necesidades que no están siendo satisfechos. En este caso concreto, de la chica que me escribió, se trata de una necesidad de reconocimiento por parte de su familia política.
  • Percibir las necesidades y sentimientos del otro. En este caso, de la pareja y de la familia política. Se trata de un trabajo de pura empatía que pretende entender qué le duele al otro, qué necesidades no están siendo cubiertas en el otro, etc. Soy consciente que puede generar mucha fricción el hecho de intentar empatizar con la persona que nos está haciendo daño, pero si tenemos en cuenta que la mayoría de los conflictos subyacen en una falta o error de comunicación, es recomendable dejar el orgullo a un lado y empezar a tender puentes hacia la comprensión.

3. Expresar sin esperar nada a cambio, desde el corazón, desde la responsabilidad personal. En un equilibrio entre intentar entender qué hay al otro lado, al mismo tiempo que mostramos qué hay en nuestro sentir verdadero. Probablemente te va a incomodar y a hacer sentir vulnerable, pero es el camino hacia la intimidad emocional. Eso sí, es vital analizar con quién vamos a abrirnos, si la persona frente a quien vamos a ‘desnudar’ nuestro corazón, merece nuestra confianza.

4. Una vez llegadas hasta aquí, y habiendo hecho todos los pasos anteriores, si las otras partes involucradas siguen cerradas en banda y no quieren resolver el conflicto, ha llegado el momento de soltar y perdonar. En una relación interpersonal, hay un 50% de acción para cada parte. Si así lo sientes, tú puedes poner el 100% en tu parte, pero el otro 50% tiene también que hacer su trabajo. Si el otro no pone su parte, hay que dejar ir y perdonar.

Podemos perdonar al otro por no ver y por decidir el camino de la incomprensión, pero también es vital que nos perdonemos a nosotras mismas. Sobre todo si surgen pensamientos intrusivos o saboteadores como ‘he sido tonta, no debería haber puesto mi energía en esto, etc.’ Es importante contarnos que no pasa nada, que hemos puesto todo lo que sabíamos y podíamos.
En este último punto, empieza un proceso de duelo, en el que debemos poner unos límites sanos y dejar las cosas muy claras con las partes involucradas, en este caso, con la pareja.

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