
15 Sep Las 5 heridas que se abren tras una crisis emocional
Puedes escuchar este post en formato podcast en iTunes, iVoox, Spotify o Podimo. También en Youtube 😉
Toda causa tiene su consecuencia. Y cuando hablamos en términos de crisis dónde se nos desmonta todo el chiringuito, la consecuencia son las heridas que nos quedan de la piel hacia dentro.
Esas heridas de hecho ya las teníamos. Se tejieron en nuestra más tierna infancia cuando éramos todo emoción e interpretamos el mundo en unos parámetros en los que la razón no tenía mucho espacio.
O muero, o vivo. Y ya. Porque sí, es increíble pero hay experimentos que demuestran que se puede morir por falta de amor.
El caso es que el mecanismo de tu cerebro encargado de grabar esta falta de amor vivida como un riesgo para la supervivencia, registró todos los detalles, hasta los más ínfimos, para que en un futuro tu bienestar no se viera afectado. Con el paso del tiempo, este mismo mecanismo, cada vez que aparece en tu vida una experiencia un poco similar a la que viviste ejecuta una serie de reacción inconsciente porque interpreta que eso te va a salvar.
Así que ¡imagínate el cúmulo de reacciones que se ejecutan cuando vives una situación de crisis en tu vida!
Hoy voy a hablarte de las 5 heridas que se abren cuando aparecen estos momentos de intensidad emocional sacados del trabajo de Lisa Bourbeau que puedes ver con detalle en su libro “Las 5 heridas que impiden ser uno mismo”.
Ya te digo de entrada que todos tenemos un poquito de todas. No somos seres estancos y nuestra mente es tremendamente compleja. Así que es posible que te reconozcas en más de una. Sin embargo, sí que es cierto que hay una que pasa por encima de las demás y se repite con mayor frecuencia en nuestras experiencias de vida.
Yo por ejemplo te comparto que la que he detectado con mayor frecuencia es la de abandono y ponerle presencia y trabajar en ella me ha ayudado a vivir de una forma ucho más armoniosa y feliz.
Te contaré las 5 heridas y sus reacciones más habituales, es lo que la autora describe como “máscaras”. Es decir, la forma en la que nos comportamos ante estas heridas, el personaje que adoptamos para sobrevivir al sufrimiento de esta herida.
Las 5 heridas emocionales
Herida 1: El Rechazo
El rechazo es una de las heridas más intensas que se pueden experimentar y se puede llegar a gestar incluso antes del propio nacimiento. Cuando el bebé no es deseado, llega por accidente o incluso no se acepta el sexo con el que llega al mundo.
La máscara que se genera entonces es el huidizo.
El personaje del huidizo se caracteriza por tener una duda razonable de su derecho a existir, por lo que todas las acciones giran entorno a constatar su derecho o a reafiarmar su desconexión con el mundo que le rodea.
Hay mucho miedo a decir lo que se opina, observan desde atrás, viendo la vida pasar sin implicarse al 100% con ella.
Cuando la crisis hace acto de presencia aparece de nuevo el dolor intenso del recuerdo del no ser suficiente para este mundo.
Herida 2: El Abandono
La diferencia con el rechazo es que en la herida de abandono hay un distanciamiento por circunstancias, en el rechazo en cambio hablamos de una no aceptación.
Se da cuando uno de los dos progenitores no está lo suficiente por circunstancias ajenas: trabajo, enfermedad, etc. El mayor miedo entonces es la soledad.
Así que el personaje que se crea es el del dependiente.
Hay mucho, muchísimo victimismo. Necesidad de atención a toda costa, dificultad para decir no, etc.
Cuando aparece la crisis este miedo atroz a la soledad se activa de forma profunda y hay el “peligro” de perpetuar acciones que sigan alimentando la dependencia, aunque sea tremendamente tóxica. Hará lo necesario para no sentir la soledad.
Herida 3: La humillación
Esta herida aparece cuando el niño siente que uno de los dos progenitores se avergüenzan de él. Cuando el niño se siente rebajado, degradado o comparado de alguna forma la herida se forma.
En este caso el personaje que se desarrolla es el del masoquista.
Hay mucha vergüenza y mucha culpa por todo.
Una de las mayores paradojas de este personaje es que su mayor miedo y su mayor anhelo son lo mismo: la libertad.
Inconscientemente conectaron con la insuficiencia y necesitan sentir que pueden hacer lo que quieren. Pero cuando eso sucede el mismo mecanismo movido por la vergüenza y les lleva a un juicio extremo hacia si mismos y con él la culpabilidad de nuevo.
Cuando aparece una situación de crisis entonces se autocastigan y se comparan con el entorno para reforzar la culpa.
Herida 4: La traición
La herida de la traición está muy relacionada con el complejo de Edipo y el de Electra. Hay una pérdida de la confianza y expectativas no cumplidas por el progenitor del sexo opuesto por lo que nace la sensación de haber sido traicionado y manipulado.
Se crea entonces el personaje del controlador. Aparentemente robusto, fuerte, que no muestra sus vulnerabilidades, que tiene serios problemas para confiar con el otro.
Les gusta dirigir personas y situaciones. Y evidentemente el mayor temor es recibir negativas, o lo que es lo mismo, que las expectativas que tiene sobre las cosas no se cumplan.
En una situación de crisis es muy probable que el controlador se trague la cascada emocional que nace de la situación intentando esconder su vulnerabilidad e incluso que intente controlar o manipular para que las cosas no sean como son invirtiendo energía en resistirse a lo que es.
Herida 5: La injusticia
Esta herida nace cuando el niño siente que su identidad no es acogida al 100% y le parece injusto esconder quien es ante sus progenitores, en especial el del mismo sexo.
Hay una desvinculación de las propias emociones y a menudo no admiten tener problemas.
En este caso el personaje que se genera es el del rígido.
Su mayor temor es la frialdad, le conecta con la no aprobación de su identidad, por lo que de manera inconsciente tiende siempre a mostrarse cálido a pesar de la desconexión con su mundo emocional.
Ante una situación de crisis es posible que el rígido esconda su verdadero sentir ante los demás por miedo mostrar su vulnerabilidad.
Cómo sanar la herida emocional
Dicho todo esto hay que tener presente que una herida sigue siendo una herida porque, por encima de todo, tenemos serias dificultades para perdonarnos a nosotros mismos y a los autores de dicha herida.
Así que ante el CÓMO salimos de este sufrimiento cuando tenemos estas heridas la respuesta está clara: sanando hacia dentro.
Nada fuera de ti podrá sanar lo que no estés dispuesto a observar.
De modo que en este “cómo” estoy convencida que puedo ayudarte. Y me hace una ilusión tremenda anunciarte que ya está abierta la convocatoria del curso de 8 semanas “Sendero Interior” que te va a ayudar a descubrir tus herramientas interiores para vivir las crisis con calma.
Aquí mismo te dejo el acceso por si quieres echarle un vistazo. Empezamos el día 2 de octubre 😉
Me encantará saber de ti. Cualquier duda estoy al otro lado!
No hay comentarios