Lo que hay detrás de los límites personales en las relaciones • Alba Ferreté | The Mindful Room
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12 Jul Lo que hay detrás de los límites personales en las relaciones

¿Cómo gestionar los límites en la pareja? ¿Cuando pones un límite y no se respeta, es mejor poner una pausa hasta que se tenga en cuenta? Esta fue una pregunta que me mandó una oyente y seguidora del pódcast a la que esta semana me gustaría dar respuesta.

Antes de empezar a meternos en el tema, me gustaría comentar que, a veces, las personas que tenemos cerca, sean nuestra pareja, amigos o compañeros de trabajo, quizás no son las personas que queremos, sino las personas que necesitamos. Esa es la magia de las relaciones, que en la interacción con el otro, salen reacciones propias quizás no observadas anteriormente, de las que tenemos la posibilidad de hacer un aprendizaje.

Qué hay detrás de los límites personales

Se habla mucho de los límites, pero muchas veces vinculamos el concepto por el aquí paso o por aquí no paso, pero hay mundo mucho más allá, información oculta que puede ser muy interesante que sea observada. No es lo mismo poner los límites desde el miedo que desde la consciencia o la coherencia interna.

Detrás de los límites nos encontramos nuestros valores, nuestros faros internos que nos dicen por donde sí queremos ir o por donde no queremos ir. Aunque no siempre sabemos cuáles son nuestros valores y es un trabajo muy interesante y recomendable a hacer.

Detrás de los valores, hay la autoestima o el auto-concepto que tenemos de nosotros mismos, es decir, si tenemos una autoestima baja, nuestros valores van a estar muy cedidos hacia el otro y no tan hacia lo que realmente queremos. Sin embargo, cuando la autoestima está alta porque confiamos en nuestros recursos internos y en nuestras propias capacidades, tenemos más claro lo que vamos a tolerar o lo que no.

La información inconsciente

Poner límites no deja de ser un posicionamiento interno de afianzarse en una misma y en lo que es importante para mí. Vinculada a la autoestima hay muchas cosas, mucha información vinculada de tipo consciente, pero aún más información inconsciente. Hay dos cuestiones clave que tenemos que tener en cuenta:

1) La primera de ellas tiene que ver con el tipo de apego que tengamos. Hay cuatro tipos de apego: seguro, ansioso, evitativo y desorganizado. Cada tipo de apego tiene sus peculiaridades y, por descontado, no vamos a poner límites del mismo modo según el tipo de apego que tengamos:

  • Por ejemplo, las personas con un apego seguro, se sienten queridas, valoradas y aceptadas, por lo que van a ser capaces de ver las necesidades de la otra persona y de entender y cumplir con el límite que pone la otra persona. De la misma forma, van a ser capaz de transmitir el límite de lo que necesitan y ser coherentes y firmes en relación a ese límite.
  • En las personas que tienen un apego ansioso, sin embargo, hay una sensación de mucha angustia, de permanente inseguridad y, seguramente, se van a tomar los límites muy mal, ya que se van a sentir rechazadas o abandonadas, siendo complejo que lleguen a respetar estos límites.
  • Las personas con apego evitativo sienten que hay una falta de confianza muy grande, sintiéndose muy vulnerables muy rápido. Sus límites, por ende, van a ser mucho más anchos para no sentirse agobiadas.
  • En las personas con apego desorganizado puede haber mucha carga de frustración e incluso ira, quieren sentirse queridas, pero relacionan eso con situaciones de peligro, por lo que vienen y se van de forma muy rápida de la vida de la gente.

2) La segunda de las cuestiones clave es el tema de las heridas del alma, un concepto descrito por Lise Bourbeau, que indaga en 5 heridas emocionales, cada uno de las cuales tiene una máscara. La máscara es la forma o el personaje a partir del cual articulamos esta herida:

  • La primera de las heridas es la del rechazo, que genera la máscara del huidizo, que significa que probablemente antes de sentirse rechazada, va a generar distancia emocional.
  • La herida del abandono, cuya máscara es la del dependiente.
  • La herida de la humillación, que genera la máscara del masoquista.
  • La herida de la traición, que genera la máscara del controlador.
  • La herida de la injusticia, que genera la máscara del rígido.

Todos tenemos un poco de todas las heridas emocionales, pero es muy interesante darse cuenta de cual es la predominante.

Y qué es lo que podemos hacer con los límites teniendo en cuenta que están sujetos a información más inconsciente que consciente, pues preguntarnos cuestiones clave como ¿qué quiero y para qué lo quiero en una relación, en el trabajo o en la vida? ¿Cuánto me permito recibirlo o cuánto me permito soltarlo? ¿Qué aspectos conscientes e inconscientes me mantienen atada a esta relación?

Así pues, a la pregunta que me hacía esta seguidora, le respondería que depende mucho de ella, de lo que es importante para ella, del tipo de autoestima o auto concepto, del tipo de apego, de las heridas sanadas y no sanadas, y de la combinación de todo esto en relación con la otra persona.

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