
15 Feb Solo necesitas darte permiso
Estoy convencida de que tienes un montón de sueños y anhelos. Objetivos y propósitos que surgen de lo más profundo de tu corazón con la intención de expandirte, de vivir cosas nuevas, de ir más allá… No es nada raro, nuestra mente creativa está constantemente creando mundos nuevos y nuevas posibilidades con el fin de darnos la posibilidad de vivirnos desde nuevos ángulos.
Pero, ¿realmente te lo permites? ¿cuán merecedora te sientes de vivir eso que sueñas?
Es más, ¿sabías que si no tienes sueños u objetivos a futuro tu mente puede verse enredada en la invención de cuestiones que atender? Un poco eso de “si no tengo problemas, me los invento”. Esos sueños no tienen porqué ser grandes cosas, “simplemente” se trata de abrirte a recibir la respuesta ante la pregunta ¿qué quiero experimentar en esta vida?
El pasado 29 de enero empezamos la primera edición del curso grupal “Descubre y lidera tu propósito vital”. Un curso pensado para trabajar la autoestima, el propósito y el autoliderazgo que estoy disfrutando mucho y del que no descarto abrir más ediciones.
El orden de este trabajo –autoestima, propósito y autoliderazgo– no es casual. En la misma pirámide de Maslow, la autoestima, es decir, tener un buen autoconcepto y ser consciente de los propios valores y talentos, es la base para subir un peldaño más y llegar a la autorrealización.
Al fin y al cabo, vivir alineado con el propósito, tiene implícita esta trascendencia, la entrega, la autorrealización y la coherencia interna.
El coaching y el mindfulness te acercan a llevar a cabo tus sueños
Lo maravilloso de la integración entre el coaching y el mindfulness es que, precisamente, nos permite establecer los pilares de lo que yo quiero experimentar (que sería la creación de objetivos de la mano del coaching), con el entrenamiento mental que me permite disfrutar cada paso que doy (que sería el anclaje al presente de la mano del mindfulness).
Así que la cuestión es, si tenemos una mente que nos permite llevar a cabo eso que queremos y al mismo tiempo disfrutar del camino, ¿por qué nos resulta tan complejo? ¿por qué sentimos ese bloqueo interior que nos lo impide a cada paso que damos? ¿por qué aparece la dispersión cada dos por tres?
A la sombra de la culpa y la aprobación
Tal y como yo lo veo todo se reduce a dos cuestiones: culpa y necesidad de aprobación. Y como siempre, lo que subyace, es el miedo. Miedo al rechazo, a ser menos, a fracasar… ¡incluso miedo al éxito!
Dicho de otra forma: miedo a vivir. Miedo a lo que la vida pueda ofrecernos y la sensación, desde mi punto de vista totalmente aprendida, de que no podremos hacer frente a las situaciones complejas que se nos presentan.
De nuevo, esta necesidad de aprobación y la culpa, beben de esta niña interior que sintió que su yo esencial era incorrecto y tuvo que amoldarse a las expectativas ajenas.
Pero honestamente, ¿hasta cuándo? Si miramos con atención puede que observemos que escondernos detrás de esta culpa y esta necesidad de aprobación nos proteja de la incomodidad y el miedo de ir hacia nuestros sueños. Y podemos pasarnos toda una vida proyectando toda la culpa que almacenamos, hacia el exterior. Señalando a nuestros padres, a la sociedad, a lo complejo del momento, o a la vida misma como los responsables del vacío frustrante de no vivir acorde a lo que una parte de nosotros anhela.
Solo necesitas darte permiso
Permiso para tener éxito, para fallar, para recibir la aprobación del otro y para recibir el rechazo. Permiso para sentir todo el abanico de emociones que hay en ti como ser humano que eres. De nuevo, solo necesitas darte permiso para vivir en plenitud.
Estos días estoy observando, bastante perpleja, el nivel de hostilidad, juicio y neurosis que hay en el colectivo. El aislamiento, el miedo y la desinformación de dos años han hecho mucha mella en nuestra psique. Y no puedo dejar de preguntarme si este sentir tiene en gran parte origen en la pérdida del sentido vital.
Tal y como apuntaba Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra y escritor “La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino sólo por falta de significado y propósito.”
Ten clara una cosa: puedes cambiar
Puede que pienses que “es que la gente es así” o incluso que tú eres así. Pero no. La neurociencia nos demuestra que las estructuras cerebrales son plásticas y podemos cambiar nuestra forma de pensar y por lo tanto de comportarnos.
Tal y como yo lo veo, lo que estamos experimentando es una enorme rigidez mental. El concepto antagónico a la flexibilidad cognitiva que es la que nos abre a la compasión y la apertura de nuestro mundo interior.
Estoy trabajando en la creación de un taller en directo que te ayude en esta línea, pero hasta entonces hay un par de cosas, aparentemente sencillas, que puedes empezar a implementar:
- La primera, humildad. Ábrete a la posibilidad de estar equivocada en las razones que te das para no darte permiso. Valora si te compensa, valora tu “para qué” haces lo que haces o no haces lo que haces.
- La segunda, incomodidad. Contempla el dar pasitos sosteniblemente incómodos que te acerquen a la vida que sí quieres. La incomodidad te ayudará a trascender las barreras del miedo y podrás ver el poder que hay en tu interior.
Y adivina, el Mindfulness ayuda mucho a la flexibilidad cognitiva. Así que ya sabes, si todavía no la tienes, puedes descargarte de mi web la guía mindfulness de 7 días con propuestas y meditaciones para empezar a entrenar tu mente.
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