
02 Nov Cómo influencia tu percepción (distorsionada) en la creación de tu realidad
¿Sabías que los seres humanos percibimos solo el 0,01 % del 100% de la información objetiva que nos rodea? ¡El 0,01%!
Nuestro cerebro está diseñado para mostrarnos constantemente una distorsión de lo que llamamos realidad para que nuestro presente sea lo más estable y aparentemente seguro posible. La incertidumbre no le gusta un pelo a nuestro cerebro primitivo porque en ella no encuentra la seguridad necesaria para garantizar la evolución de la especie, así que la mayor parte del tiempo inventa aquello que percibes para que encaje con una forma estable y placentera de estar en el mundo.
Con esta información de fondo, es inevitable plantearse cuánta información estamos dejando de percibir a consecuencia de nuestra limitada percepción; y al mismo tiempo, abre la puerta a la posibilidad de preguntarse cuán encerrados estamos en nuestra propia cárcel de distorsiones que nos impide vivir la realidad que tanto anhelamos.
¿Realmente no podemos vivir la vida que soñamos o son las ideas limitantes sobre nosotros mismos las que hace que no podamos vivir la vida que soñamos?
En el episodio de esta semana, hablamos precisamente de todo ello, de cómo influencia tu percepción distorsionada en la creación de tu realidad.
Empecemos por el principio. El episodio de esta semana requiere que para entrar en materia nos planteemos antes la definición misma de la vida. Si consultamos a la RAE encontraremos definiciones tan precisas como vagas sobre algo tan complejo y profundo como es la vida: “Fuerza o actividad esencial mediante la que obra el ser que la posee.», «Energía de los seres orgánicos.», «Hecho de estar vivo.», «Existencia de seres vivos en un lugar.». Sin embargo, la vida es en realidad un complejo sistema de procesos que integra múltiples variables que van desde lo profundo de nuestras células hasta los confines del mismísimo universo. Un organismo capaz de autoorganizarse a través de múltiples constantes.
Esto, que a priori puede parecer muy abstracto, es importante porque al ver la vida de esta forma y no como simplemente “algo azaroso en lo que nos ha tocado estar”, podemos entonces empezar a entrever que estamos constantemente rodeados de variables de las que no tenemos ni idea. A pesar de que tendemos a quererlo todo controlado, a planear constantemente nuestro futuro, lo cierto es que la vida sigue su curso, funcionando perfectamente y sin problemas en base a sus variables y constantes, aunque estemos ciegos a su realidad en un 99,9%. Es más, creemos que nuestra percepción de la realidad es “la verdad en si misma”; no nos paramos a plantear que no solo entre humanos percibimos la realidad de forma distinta sino que cada ser de este planeta, sea una planta, un insecto o un animal, dispone de receptores sensoriales para percibir aspectos de la vida que ni si quiera podemos llegar a imaginar… Como ves, el tema es más complejo y enrevesado de lo que parece…
De modo que llegados a este punto, tal vez te preguntes de dónde viene tu distorsión. Por qué no es posible que percibamos más del 0,01% . Lo cierto es que son muchos los factores que influyen en esta distorsión, pero a grandes rasgos todo parte de la capacidad de nuestro cerebro para captar lo que llega a través de nuestros sentidos, que para que te hagas una idea se estima que es alrededor del 5%. Luego está nuestro balance bioquímico a través de las hormonas, que depende de cuestiones tan variables como la alimentación, el deporte, el descanso o momentos vitales concretos, en función de tu ciclo menstrual, si estás embarazada, si estás en época de estrés… entre muchos otros. Y por último, aunque no por ello menos importante, todo el inmenso mundo de emociones y sensaciones, presentes o pasadas, conscientes e inconscientes almacenadas en nuestra mente que hacen que vivamos la realidad de un color y no de otro.
Todo ello influye en la creación de ese relato interior que seguro que identificas en tu mente, que constantemente argumenta la realidad para sentirte que tienes razón, que no la tienes, que deberías ser, hacer o decir algo distinto, o lo que sea. Este relato interno es algo único en los seres humanos. ¡Ningún árbol o animal se cuenta a si mismo las milongas que nos contamos nosotros!
Así que a modo de recapitulación y para que te hagas una idea de desde donde operamos a diario, la cosa está en que percibimos un 0,01% de la realidad objetiva y con ese minúsculo porcentaje nos montamos películas increíbles sobre nuestras posibilidades.
Este 0,01% de información genera creencias limitantes sobre tu identidad, pensamientos asociados que la sustentan, emociones que le dan sentido y finalmente se materializa en acciones concretas en tu vida cotidiana.
Es más, de este 0,01% generamos futuros a largo plazo (la mayoría de ellos bastante catastróficos) porque nuestro pensamiento lineal y limitado nos impide contemplar la enorme cantidad de variables que pueden incidir en una situación. Variables que atañen a la vida misma y de las que, de nuevo, no tenemos ni idea. Nos quedamos con el “piensa mal y acertarás” y nos quedamos tan anchos.
Como ves, tu percepción LO ES TODO.
Pero la cosa no termina aquí. Resulta, que en nuestro código genético, no solo existe información fija sobre aspectos físicos o cuestiones emocionales y psicológicas heredadas. Los genetistas han descubierto una gran cantidad del código genético llamado epigenoma, que tiene la capacidad de activarse cuando aparecen nuevos estímulos en el exterior. Esto proporciona nuevas áreas de experimentación que se traducen en lo físico, lo mental, lo emocional y que, evidentemente, influye en los comportamientos que desarrollamos.
Para que me entiendas: tenemos un cerebro que distorsiona lo que percibe para que nuestro la realidad se mantenga estable y aparentemente placentera, sí. PERO también traemos de serie la capacidad de resiliencia, de adaptación al cambio, de empatía y de auto superación. Hay curva de aprendizaje, y a tu cerebro perezoso le generará incomodidad, claro que sí, pero que no te vendan la milonga que no puedes cambiar. No es cierto, puedes. La condena que sientes solo está en la mente limitada.
Así que con los datos encima de la mesa, no sé como lo ves tu, pero de entrada hay dos aspectos que son fundamentales para estar en el mundo de una forma más o menos serena:
- El primero, asumir que nuestra mente (la limitada), aunque lo hace con la mejor de las intenciones porque en el fondo lo que quiere es protegernos, nos suele mentir sobre nuestras posibilidades. De ahí que trabajar con los pensamientos y emociones limitantes es una gran opción para desidentificarse de la mente y poner el foco en lo que sí podemos alcanzar. (Por cierto, el coaching puede ayudarte y mucho a ello!)
- La segunda, que es importante habitar nuestro interior desde un lugar que permita que observemos de cerca las distorsiones que se generan en la mente sin que nos identifiquemos con ellas. De ahí la enorme importancia de las prácticas contemplativas tales como el mindfulness.
La cuestión ahora es ¿qué vas a hacer con esto que acabas de descubrir? ¿vas a seguir diciéndote que no puedes cambiar, que tu eres así y que es lo que te ha tocado vivir o por lo contrario vas a darte la oportunidad de ir más allá del condicionamiento mental adquirido por inercia?
No siempre es tiempo de cambio, claro está. Pero tampoco es siempre tiempo de immovilización. La vida es dinámica y cambiante. Si el cambio no se da desde hace tiempo y sientes la incomodidad de tu cotidianidad, ha llegado el momento de romper con tus distorsiones y abrir la ventana a nuevas realidades.
Como siempre, estoy al otro lado si me necesitas. Yo vuelvo por aquí la próxima semana. No dudes en compartir este episodio con quien creas que pueda necesitarlo.
Gracias por estar al otro lado.
¡Un fuerte abrazo! Que vaya genial 🙂
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