
16 Nov Cómo se relacionan la sobre estimulación sensorial y la productividad
Vídeos cada vez más cortos, múltiples notificaciones visuales y sonoras en tu teléfono, gente bailando y haciendo auténticas filigranas en un espacio reducido de tiempo, titulares chillones y sensacionalistas que apelan al factor sorpresa y al morbo… todo, con un solo objetivo: captar tu atención. Y con él, un clic, un like, un comentario, un comprar, un responder…
El foco de tu atención es la materia prima más codiciada del siglo XXI. En una sociedad capitalista sobresaturada de información y recursos multisensoriales, tu atención no solo es la puerta de entrada a información valiosa sobre tendencias de mercado y métricas de consumo sino que además es uno de los mayores canales manipulativos que existen: si tu atención está puesta en lo que hay fuera y te dejas seducir por ello, la atención hacia dentro brilla por su ausencia, y con ella tu capacidad de pensamiento crítico queda en un segundo lugar. El mensaje es claro: lo de fuera tiene más valor que lo de dentro.
De modo que vivir sobreestimulada todo el día no te sale «gratis», tiene sus consecuencias en tu salud mental. Es por ello que en el episodio de esta semana te cuento cómo afecta la cantidad de estímulos a tu capacidad de concentración y comparto contigo una interesante propuesta para reconducirla de modo que repercuta en tu bienestar físico y mental.
¡Empezamos!
Esa sensación de embotamiento mental que sientes cuando llegas a casa y por fin parece que el ruido ha bajado de intensidad no es otra cosa que la consecuencia directa de los miles de estímulos que has recibido a lo largo del día. Solo en publicidad, recibimos diariamente 6.000€ impactos publicitarios, ¡así que imagínate la enorme cantidad de información que recibes a diario proveniente del trabajo y las personas que hay en él, la ciudad o pueblo en el que vives, lo que ves en la tele o escuchas en la radio o en los podcasts, lo que lees, etc… ¡incluso todo lo que percibes con el tacto y el olfato! Y todo ello, evidentemente, revuelto con el filtro de la propia interpretación y de las propias sombras. Y aunque la mayoría de estos estímulos pasen inadvertidos para tu mente consciente y no te des cuenta del impacto que están teniendo en ti, el inconsciente te aseguro que lo capta absolutamente TODO.
Esto no tendría la mayor relevancia si no fuera porque muchos de estos estímulos, probablemente aquellos que apelan a tus heridas profundas y carencias, tienen la capacidad de secuestrarte y robarte tu tiempo valioso. Y cuando son muchos los estímulos que tienen esa habilidad lo que acaba sucediendo es que pasamos de una cosa a la otra, apagando fuegos, dejándonos llevar por lo que dicta y demanda el exterior y no por lo que realmente queremos. Somos presas de las denominadas «fugas de energía».
Pongamos un ejemplo: vamos a suponer que hay 3 tareas principales que tienes que hacer a lo largo del día. Más allá de si son obligaciones o no, son cosas importantes para ti; cosas que probablemente has decidido priorizar por encima de algunas otras porque intuyes que de resolverlas sentirás cierto sosiego interno, cierto avance.
Sin embargo, la primera de las actividades te genera cierta inseguridad. Sin darte cuenta te comparas con otras personas que proyectan una imagen segura e ideal de si mismas y no has tenido la oportunidad de pararte a desarticular esa distorsión, por lo que vas procrastinando y priorizas otras actividades menos importantes pero que te dan la sensación de estar haciendo algo. Dicho de otro modo, tapan la incomodidad que sientes de fondo al proyectar lo que tu crees que sucederás si realizas dicha tarea.
La segunda actividad la sientes más asequible, te pones a ello emocionalmente hablando, pero cuando estás en pleno estado de concentración recibes un mensaje de alguien o bien a quien aprecias o bien a quien respetas lo suficiente como para que tu herida de rechazo se ponga en marcha. “Si no hago lo que me pide, si no atiendo a sus peticiones, entonces dejarán de quererme, de valorarme y me rechazará”. Da igual si es tu jefa, tu hijo, tu pareja, tu madre o un amigo. Ahí es donde tu concentración se desvanece, hay un corte en tu flujo de energía enfocada, y pasas a la siguiente tarea movida por un encubierto miedo al rechazo, a la equivocación, a la no aprobación…
Para cuando llegas a la tercera actividad, tu cuerpo y tu mente tiene un alto nivel de estrés, tienes la sensación de no llegar a nada y nace de fondo la frustración y la culpa. Las prisas se apoderan de tu mente y sea lo que sea lo que tienes que hacer lo haces desde la obligación, desde el “tengo que”. Una tarea más que tachar en una lista interminable que te indiquen el permiso para pasar al siguiente momento de tu vida presente en el que por fin, habrás cumplido los estándares de la productividad.
¿Te suena lo que te cuento?
El resultado ya lo sabes: llegas a tu casa con las tareas a medio hacer, con la sensación de cansancio mental y sin haberte centrado en lo verdaderamente importante para ti.
Lo que para ti ha sido un día de locos, para tu salud física y mental ha supuesto: inseguridad, baja autoestima, frustración, falta de límites, el refuerzo de emociones y creencias limitantes, tensión arterial alta, altos niveles de cortisol en sangre, respiración irregular, tensión en todo el cuerpo y un larguísimo etc.
¿Qué falta aquí? Foco, objetivos, prioridades, gestión emocional y sobre todo, atención.
Si te soy sincera a menudo me da reparo hablar sobre productividad porque la mente contextualizada en una sociedad capitalista lo interpreta como “la cantidad de cosas más que podré hacer en menos tiempo”. Cuando en realidad, al menos desde una perspectiva mindful, la interpretación debería ir más hacia “el bienestar interno y la calma que puedo llegar a experimentar teniendo la mente enfocada siendo igualmente productiva”.
De modo que para ayudarte en este asunto, te comunico que el próximo lunes 28 de noviembre a las 19h haré una clase online a través de Zoom para que sepas “Cómo salir de la dispersión mental y centrarte en lo importante” en la que:
- Aprenderás cuáles son las principales causas de la dispersión mental.
- Podrás identificar las señales de estrés que está mandando tu cuerpo.
- Descubrirás cómo entrenar el foco de la atención para enfocarte en lo que realmente importa.
- Te llevarás 5 estrategias mindfulness clave para mejorar tu productividad.
Y obviamente, si te vienes en directo, podrás preguntarme lo que consideres! Te dejo toda la información en la descripción del episodio.
Ten presente que las nuevas tecnologias han cambiado nuestra forma de consumir información. Si hace solo dos décadas éramos capaces de atender a un primer estímulo durante 12 segundos y desde ahí decidir si atendíamos o no, ahora este tiempo se ha reducido solo a 5 segundos. Aprender las premisas básicas para centrar tu mente en el presente es requisito indispensable para que la vorágine de movimiento de la sociedad actual no se lleve por delante tu pensamiento crítico y con él, tu libertad de decisión.
Como siempre, vuelvo por aquí la próxima semana. Y si sientes que el episodio de esta semana puede servir a alguien, no dudes en compartirlo!
¡Te mando un fuertísimo abrazo y que vaya genial!
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